jueves, 12 de febrero de 2009

Actitud ejemplar del Ayto de Rivas-Vaciamadrid


El Ayuntamiento de la localidad madrileña de Rivas Vaciamadrid acaba de anunciar un plan para que cualquiera de sus vecinos pueda instalar placas solares sin poner ni un euro. ¿Cómo funciona esta propuesta? ¿Realmente el coste es cero para el ciudadano?



Esta localidad del suroeste de Madrid ha firmado un acuerdo con la entidad financiera Bancaja para poner los medios económicos necesarios para cubrir la instalación fotovoltaica a los ciudadanos interesados. En sí, se trata de un plan de financiación que se amortiza totalmente con los ingresos de la venta de la energía producida por los paneles (que las compañías eléctricas están obligadas a comprar), sin que el vecino tenga que aportar directamente su dinero.

Como cuenta Francisco Romero, director de la Agencia Local de la Energía y coordinador del programa 'Rivas Solar', "la cantidad necesaria para invertir en una vivienda unifamiliar es de 25.000 a 35.000 euros para una instalación de tres, cuatro o cinco kilovatios". Para Romero, lo más importante es que "después de seis meses de mucho esfuerzo, se ha conseguido que un banco financie el 100% de la inversión y permita ajustar las letras mensuales del crédito a los ingresos que da la red eléctrica por la producción de energía". De esta forma, "el ciudadano no tendrá que poner un sólo euro de su bolsillo". Además, añade Romero, Bancaja otorga un periodo de carencia de hasta seis meses por si la producción de electricidad comienza más tarde de lo previsto.

El ciudadano de Rivas que quiera instalar placas solares en su chalé o en una comunidad de vecinos dispondrá de una cuenta bancaria donde se igualará el dinero que llega por la venta de electricidad y los pagos al banco, y es decir, los ingresos recibidos por la compañía eléctrica se destinarán íntegramente a pagar las cuotas mensuales de devolución del crédito que no superaran la primera cantidad. "El vecino puede incluso olvidarse de esta cuenta si quiere, aunque también tiene la posibilidad de cancelar el crédito adelantando dinero de su bolsillo para así comenzar a beneficiarse de los ingresos que le da Unión Fenosa en este caso", cuenta Romero. Como máximo, el periodo de amortización es de 15 años. A partir de entonces, los ingresos recibidos por la venta de electricidad son íntegramente para el dueño de la casa, quién además goza de una bonificación del 20% en la cuota íntegra del IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles) durante cinco años por tener paneles solares.

Se ha conseguido que un banco financie el 100% de la inversión y permita ajustar las letras mensuales del crédito a los ingresos que da la red eléctrica por la producción de energía

Pero ¿qué ocurre si se me rompen las placas o me las roban? Romero aclara que para poner en marcha la inversión es obligatorio contratar un seguro que cubra estos casos. "No supondrá un coste adicional para el ciudadano, ya que esos 100—150 euros que puede costar este seguro irán también incluidos en el préstamo". Además, añade el director de la oficina de Energía de Rivas, "trabajamos con unas empresas que nos ofrecen placas fotovoltaicas con una eficiencia garantizada en 20-25 años, y es muy difícil que, por ejemplo, en diez años el rendimiento baje o tenga algún problema". Por otra parte, una posible modificación en las primas que cobran estos productores de energías limpias no afectaría a los ingresos. "Según la legislación actual, las primas se establecen en el momento de la instalación de las placas y se respetan durante toda su vida útil", detalla Romero.

Para este vecino de Rivas, pocos bancos están dispuestos a aceptar este tipo de condiciones en la que las cantidades a pagar se fijen según los ingresos que va recibiendo mes a mes el ciudadano por la venta de electricidad. "Hemos calculado que anualmente esta cantidad oscila entre los 2.500 y 3.000 euros, y ésto es lo que va a ir recibiendo el banco, quién ya ha tenido en cuenta el Euribor más un diferencial de 2,75 puntos.

La medida lanzada por el Ayuntamiento de esta localidad madrileña se enmarca dentro de Rivas Solar, un proyecto cuyo objetivo es instalar en un período de dos años un megavatio de energía solar fotovoltaica y 2.000 metros cuadrados de paneles térmicos en las cubiertas de viviendas y naves industriales de Rivas, convirtiendo así esta ciudad de unos 60.000 habitantes en un referente de energías limpias.

Carrera de Esculturas Kineticas

Que desfile mas guapo me he encontrado que han realizado en la ciudad de Arcata en California. Creativo, imaginativo y sin malos humos, todos los inventos van a pedales.
Se respira un buen ambiente festivo y ludico.
Quien se diera un paseo en el dragon, jejjejee



jueves, 29 de enero de 2009

McKinsey, Obama, Educación para la Ciudadanía y el nuevo panorama energético

Hola:
Hoy he copiado el titulo y el articulo completo de un blog que se publica en el mundo.es. Me ha parecido muy acertado, iluminador e iluminado y tristemente veridico.
Espero que disfruteis su lectura como yo y os resulte tan esclarecedor como a mi. A ver donde esta toda esa inversion que decia ZP que si iba a hacer en I+D+I.
Por cierto, el blog en cuestion se llama Clima y lo escribe Antonio Ruiz de Elvira. Y para mi pena, es el quien se va a California.
Saludos

urizen



Hoy el blog será más largo. Lo compensaré con otros más cortos desde California, a donde me desplazo por unos meses para estudiar el clima mediterráneo desde otra perspectiva.

Susan Solomon ha señalado que el cambio climático que hemos ya producido es irreversible, y lo es, a escala humana. ¿Y el que aun queremos producir?

Las cosas parece que cambian, por fin, al menos en el mundo anglosajón. Años de mostrar que necesitamos cambiar si queremos continuar con nuestra civilización parece que dan su fruto. El presidente Obama ha decidido lanzar una campaña en serio hacia las energías renovables. McKinsey, la gran consultora económica, muestra que se puede ser más rico dejando de utilizar los fósiles.

No en España, donde no se hace nunca caso a los que proponen cambios (somos la socied;d más conservadora del planeta, la que más rechaza los cambios). Llevamos, unos pocos, muy pocos, proponiendo una verdad evidente, clara como la luz del día: que tenemos más energía que muchos otros, en forma de sol, viento y océano, y que teniendo energía propia, compramos la que utilizamos.

Hoy, ante la crisis económica producida, no por falta de dinero, no (no hay más que ver las inmensas ganancias de los bancos) sino por un error de diseño económico, un error de los modelos económicos, un fallo de las teorías de los economistas; ante esa crisis económica la única solución que se les ocurre a los políticos de todo signo es seguir insistiendo en los mismos errores del pasado.

España disfrutó, en el siglo XVI, del trabajo de los demás que sacaban plata de las minas de América, y rechazó el trabajo duro, apostando por la deuda y los bonos de caja. Colapsó. Hoy, las dos soluciones evidentes de la sociedad española, representada por 17+1 gobiernos son invertir en cemento y asfalto y educar a las personas, no en la disciplina, en la responsabilidad, en el trabajo duro, en el sacrificio, sino en reclamar sus “derechos”.

Cuando tenemos la inmensa oportunidad de convertirnos en un país exportador de energía, la única riqueza real de este mundo, estamos apostando de nuevo por el endeudamiento y la inversión en carreteras o trenes de personas: en inversiones que no generan riqueza, sino que, como mucho, reparten la miseria.

Así como los anglosajones, de nuevo, ven la posibilidad de seguir haciéndose ricos, nosotros insistimos en mantenernos pobres. Eso sí, como dice el presidente Zapatero, con el derecho de compartir la miseria entre casi todos.

España apostó, en los 60 del siglo XX, por el transporte de mercancías por carretera: era la solución fácil. En vez de formar a los jóvenes como mecánicos de precisión, como electrónicos, como especialistas de alta cualificación, se optó por darles un carnet de conducir mientras hacían una “mili” estúpida y obligatoria en la cual, durante 2 años, no se hacía más que perder dos años de vida. Con el carnet, hacerlos camioneros. En vez de crear un tejido industrial, se eligió la solución fácil.

De nuevo, en el cambio de siglo, la solución fácil: en vez de las altas tecnologías, lanzadas y desarrolladas por empresas españolas, inversión en tecnología de hace 2000 años: casas de ladrillo en la costa española, con mano de obra sin cualificar importada de las Américas.

Hoy ya no podemos subirnos al carro anglosajón. Los veremos de nuevo alejarse de nosotros. En los planes de recuperación de nuestra economía no hay capítulos para relanzar la alta tecnología. No los hay porque ni los trabajadores de base lo demandan (son albañiles o camioneros) ni, mucho peor, porque los altos financieros saben nada de la economía real. Se adoran casos como el de Florentino Pérez, un señor que sabe de comprar y vender, pero a quien no le interesa un pimiento que lo que compra o vende sean kilowatios, o metros cuadrados de suelo. Un señor que hace dinero pero que no genera riqueza para la sociedad. ¿O es riqueza comprar y vender jugadores de fútbol a precios que no tienen nada que ver con su rendimiento? Los grandes financieros españoles no son emprendedores, con una o dos excepciones. De lo que se habla en los clubs de financieros no es de crear nueva tecnología, de hacer nuevos productos, sino de vender lo más caro posible, aunque sean ladrillos que mañana dejan de tener valor.

El problema del clima, quizás, sólo quizás, se detendrá al borde del precipicio. Al hacerlo así, de nuevo los del norte se harán más ricos.

Y nosotros, a verlas venir. Somos españoles.